viernes, 12 de junio de 2015

LA PRIMERA VEZ QUE FUI A PESCAR

Era una calurosa noche de verano, estábamos mi hermano y yo mirando el reloj y deseando que fueran las 5 h 30 AM para que nuestro abuelo nos despertara. Llevábamos mucho tiempo deseando que llegara el momento de ir a pescar al pantano del Talave, con nuestro amigo Federo (un hombre mayor del pueblo) Nunca habíamos ido a pescar antes y solo la idea ya nos ilusionaba.

De repente, la puerta de nuestra habitación se abrió y tras ella entre penumbras se apreciaba la figura de mi abuelo preparado para despertarnos.
Mi hermano y yo nos levantamos muy rápido, impacientes por el día que nos esperaba.

Mi hermano, mi abuelo y yo desayunábamos los tres juntos en el comedor de la casa y susurrábamos para evitar despertar a mi abuela que dormía plácidamente.

Una vez salimos de casa, montamos en el coche y nos dirigimos a casa de nuestro gran amigo Federo (conocedor del entorno al que íbamos). Por el camino  hacia el pantano, nos explicaban el abuelo y Federo que para llegar al pantano teníamos que ir por un camino rural a través de la montaña donde se encontraban a nuestro paso muchos conejos. El abuelo usaba el ruido del motor del coche para que asustados los conejos saliesen al asfalto, y las luces del coche los deslumbraban, así a parte de una pesca hacer una buena cacería ( a este echo en Albacete se le conoce como salir de "CARRILEO")

Una vez llegamos, mi abuelo dejó a mi hermano para que diese una vuelta por los alrededores, mientras que a mí me explicaba cómo poner los plomos, el mosquetón el anzuelo,el cebo y la boya. También me explicó que la boya se podía usar de dos formas ( una era poniendo el palo en el medio que deja el hijo sujeto y no se puede mover y el cebo se queda sin bajar al fondo, esa sirve para pescar peces palmeros, la otra era quitando el palo quedando '' a corcho corrido'' que significa que el hilo queda suelto, la boya sube hasta la superficie y por lo tanto el anzuelo baja con los plomos al fondo del agua, de esa manera puedes llegar a capturar presas más grandes.

Al fin y al cabo llegué a casa un poco decepcionado, porque ese día no pescamos nada, pero lo que realmente importó fue que pasamos un gran día juntos con mi abuelo y aprendimos.

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