Mi primera vez en el instituto
Estuve todo el verano pensando en cómo iba a ser mi primer día de instituto. ¿Sería igual que el colegio? ¿me resultaría más fácil o más difícil que el colegio? No tenía ni idea de cómo iba a ser. La verdad es que al principio estaba ilusionada y triste, ilusionada porque iba a cambiar mi vida por completo y triste porque me iba del colegio, un lugar en el que he pasado toda mi infancia. Con toda sinceridad al principio no tenía pensado ir a “Les Aimerigues” porque no tiene muy buena fama, pero después de unas semanas me acabé acostumbrando.
El primer día fue extraño, fue diferente. El día anterior estaba muy emocionada y por la noche casi no dormí. Cuando me sonó la alarma me levanté, me vestí, desayuné y me puse de camino al instituto. Durante el camino comencé a encontrarme a algunas compañeras de colegio y eso me tranquilizó, es mejor dar el paso con alguien. Al llegar al instituto comencé a echarle una ojeada. No era como yo pensé que iba a ser. Al sonar el timbre subí a mi clase (1ºA) con una amiga que iba a estar en mi grupo. Al llegar a la clase todos estaban armando un poco de jaleo, no les hice caso, me fui a mi sitio, saqué mi agenda, el estuche y los deberes que nos pusieron para vacaciones.
A primera hora nos tocaba Tecnomat, la profesora nos explicó que era una mezcla de tecnología y mates. Durante los primeros 20 minutos la profesora se presentó y nos hizo presentarnos a nosotros también, después estuvimos todo lo que quedaba de clase corrigiendo los deberes que teníamos. La verdad es que las tres primeras horas fueron bastante parecidas hasta que sonó el timbre para la hora de patio. Recogí mis cosas, cogí mi almuerzo y rápidamente bajé al patio. Durante esa media hora me lo pasé bien porque al bajar me encontré un grupo de chicas de mi antiguo colegio y estuvimos hablando de cómo nos habían ido las clases. Todas mencionamos que las asignaturas eran extrañas porque una asignatura estaba compuesta de dos.
Al sonar el timbre subimos a nuestras clases y nos pusimos a leer. Me gustó ver que este instituto dedicaba 30 minutos cada día para leer,cada uno traía su propio libro y se ponía a leer. Después de esos 30 minutos de paz y tranquilidad leyendo, una cuarta parte de la clase tuvo que ir a la biblioteca porque se ve que a la hora de hacer catalán y castellano nos íbamos a separar, era extraño pero me gustó porque había una cuarta parte de cada clase de primero y así podía conocer a más gente nueva de más cerca. La clase que hace falta destacar es la de castellano porque la profesora era muy simpática con nosotros, nos hacía reír y era muy inteligente porque sabía varias lenguas y muchas cosas interesantes que no sabía. La verdad es que fue una experiencia inolvidable,nunca olvidaré mi primer día de instituto.
Nisrine Yaacoubi Maghouali
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